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Acto 1
Ubicando el panorama.

Entre muros de medio tono, entre el amarillo y el rojo; me dispuse a observar aquellos cuerpos  que merodeaban el lugar. Fragmentos cronológicos cincelados en rostros asimétricos hacían que de nuevo me interrogara por aquel pasado que no he terminado de enterrar… 

Una bocanada de cebada liquida se dirigía a la garganta, mientras lentamente los ojos se perdían en las escalas del lugar. Promesas de ensoñación en perspectivas de Escher profundizaban laberintos afectivos cuyas voces desesperadas emitían ecos internos de mi conciencia y callaban los impulsos con sarcasmos; -una ruptura-, eso fue lo que velozmente creo su oscura mirada en mí.

Acto 2
Ajustando  coordenadas

Manualidades incoherentes en papel seguidas de difusas deliberaciones esperaban en el tintero por ser resueltas… Entre tanto, mil formas sensoriales trataban nuevamente de enfocar el horizonte sin premeditar que la fortuna disiparía en esta ocasión la concentración con su imponente silueta.

Tres pasos adelante, la grieta entre percepción y memoria se dilata –aquí, es donde me vuelvo vulnerable- la risa nerviosa embarga mi aparato propio-ceptor y bajo la mirada para evitar la presión de su sonrisa.

Acto 3
Considerando en frió- A propósito del poema de Vallejo-

Tal como se entrevé en las líneas del poema, me doy a la tarea de examinar “las encontradas piezas” que ante el estado de ensoñación –creo- pertenecen a la ficción. Desciendo por las escalas contempladas, me encierro frente al reflejo inerte de los deseos que piden a gritos una oportunidad. Y, “sin intención alguna”… suspiro.

“Considerando también” la situación… borro cualquier temor para dar la bienvenida a la sorprendente casualidad, me propongo entregar la dialéctica –hasta una, dos, tres… cinco intervenciones- para cazar un hasta pronto y no un adiós.

Pues bien, inconcluso dejo este relato…

“Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado...
Emocionado...”

“Considerando en frío, imparcialmente” - Cesar Vallejo.